Shijima discute con Cardinale sobre la existencia del decimotercer santo de Oro, Ofiuco, quén en la era mitológica fue considerado como un santo sanador, honorable y próximo a un díos, hasta que él mismo creyó que tendría ese poder y los mismos Dioses le borraron de la faz de la Tierra. Al mismo tiempo Shun y Tenma acceden al Templo de Virgo, proyectándose la defensa ilusoria de Shijima que aún no estando presente, tiene el poder suficiente para destruir a los santos de bronce; cuando estos parecían perdidos, de la armadura de Andrómeda emana el cosmos del santo de Virgo Shaka, gracias a la sangre que derramó en su momento para reparar dicha armadura. La proyección de Shaka, el santo del futuro, disipa cualquier técnica que la imagen de Shijima intenta ejecutar sobre los bronces, lo que provoca que Shijima se disponga a lanzar su técnica mas poderosa contra ellos; Shaka hace lo mismo y la explosión de ambas técnicas proyecta a Andrómeda y Pegaso a otra dimensión; interesado en conocer los motivos de Shaka, este es interrogado por Shijima sobre su objetivo, donde conocemos por palabras de Shaka que Shun es el heredero futuro de la armadura de Virgo, y como tal, pide a Shijima les deje continuar su camino.
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